Me siento, sonrío, es ilógico que en medio del reggae, del humo, de la cerveza lo único que haga es ver mi mano, mano que sostuviste hace poco, y que espero que lo hagas nuevamente en poco tiempo.
Tiemblo, no es frio, es tu recuerdo; tu recuerdo, tus caricias, el sentir tus labios posarse sobre mi piel, tu risa cómplice y tímida, tu manía de guardar el secreto, tu lujuria y tu inocencia, y esa facilidad de ir de una a otra en menos de lo que tardo en besarte.
Te extraño, extraño tu abrazo, el no querer soltarte, el tener que hacerlo en algún momento... me haces falta...
Levanto la vista, la banda sigue tocando, creo que ya pasaron un par de temas.... Miro el reloj, falta, quizás si lo miro fijamente avance más rápidamente... Lo escondo de mi vista, será que por mi ansiedad el tiempo decida no transcurrir... Bebo otro sorbo de mi cerveza, y la imagen de tu sonrisa cruza mis pensamientos... Difícil sacarte de ellos cuando no quiero hacerlo...
La banda vuelve al escenario, a seguir con el reggae, no lo escucho, aplaudo de vez en cuando para disimular, aunque creo que no lo notan, la multitud es abrumadora, pero es multitud y abrumadora porque no estás conmigo, y no sé qué tiene que ver, pero suena bien...
Y de golpe recuerdo, esta canción...
Arráncame la vida de un tirón,
que el corazón ya te lo he dado,
apaga uno por uno sus latidos,
pero no me lleves al camino del olvido.
Arráncame la vida de un tirón,
que mi razón se fue contigo,
oblígame a vivir para tu amor,
pero no me obligues a decirte adiós.
Arráncame la vida de un tirón,
que el corazón ya te lo he dado,
exhibe mi cariño ante la gente,
pero no me quites la alegría de tenerte.
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